miércoles, 29 de octubre de 2008

Los zapatistas

La niebla es el pasamontañas que usa la selva. Así ella oculta a sus hijos perseguidos. De la niebla salen, a la niebla vuelven: los indios de Chiapas visten ropas majestuosas, caminan flotando, callan o hablan de callada manera. Estos príncipes, condenados a la servidumbre, fueron los primeros y son los últimos. Han sido expulsados de la tierra y de la historia, y han encontrado refugio en la niebla, en el misterio. De allí han salido, enmascarados, para desenmascarar al poder que los humilla.

Hablan las paredes

Según el diccionario de la Real Academia Española, las frases que manos anónimas escriben en las paredes de las ciudades se llaman grafitos y “son de carácter popular y ocasional, sin trascendencia”. Alguna trascendencia les reconoció, en cambio, Rudolph Giuliani. En años recientes, cuando el alcalde emprendió su cruzada contra el hampa en Nueva York, condenó a los peligrosos autores de palabras y dibujitos, porque “ensuciando las paredes revelan una conducta protocriminal”. En cambio, se supone, revelan una irreprochable conducta las empresas que cubren las ciudades con anuncios de publicidad descaradamente mentirosos. Las paredes, me parece, opinan otra cosa. Ellas no siempre se sienten violadas por las manos que las escriben o las dibujan. En muchos casos, están agradecidas. Gracias a esos mensajes, ellas hablan y se divierten. Bostezan de aburrimiento las ciudades intactas, que no han sido garabateadas por nadie en los poquitos espacios no usurpados por las ofertas comerciales.Somos muchos los lectores al paso. Y diga lo que diga la respetable Academia, somos muchos los que cada día comprobamos que las anónimas inscripciones trascienden a sus autores. Alguien, quién sabe quién, desahoga su bronca personal, o trasmite alguna idea que le ha visitado la cabeza, o se saca las ganas de tomarse el pelo o tomar el pelo a los demás: a veces ese alguien está siendo mano de muchos. A veces ese alguien está oficiando de intérpretes de los sentires colectivos, aunque no lo sepa ni lo quiera.
Y de los pobres?
ya se ocupará Diós si la policía no alcanza...
Cuando los ricos hacen la guerra
son los pobres los que mueren

lunes, 6 de octubre de 2008

Pocho Lepratti


Sin dudas uno de los íconos más grandes de la lucha popular de diciembre del 2001 es el de Claudio "Pocho" Lepratti, el uruguayense que fue asesinado en Rosario cuando intentaba defender los chicos del comedor escolar donde trabajaba.

Bajen las armas! Acá sólo hay pibes comiendo", fue la frase, inmortalizada en la canción de León Greco, con que "Pocho" se despidió, ya que instantes después estaría recibiendo un tiro policial en la garganta que lo hizo desangrarse hasta la muerte. Luego de eso vinieron las canciones, los monumentos, los documentales para este militante social que en vida dejó un ejemplo que va mucho más allá de los merecidos homenajes. Pocho Lepratti trabajaba como auxiliar de cocina en el comedor de la escuela número 756 'José M. Serrano' de Las Flores, un barrio duramente azotado por la desocupación y la pobreza, cuyos vecinos se encontraban sumamente movilizados el día 19 hasta que se desató la represión.Pocho se mantuvo expectante durante todo el día. Junto con sus compañeros, subía al techo de la escuela, desde donde se ve la avenida de Circunvalación, una las principales arterias de circulación de la ciudad.El conflicto se desarrollaba a más de 300 metros de la escuela, y cuando pasó el móvil 2270 del comando radioeléctrico, disparando hacia el aire, a reprimir la movilización, Lepratti los increpó a detenerse, porque las balas podían herir a alguno de los niños de la escuela. Fue entonces cuando el patrullero dio la vuelta y se detuvo frente a Pocho. El agente Velásquez, que salió de la parte posterior junto con el agente Pérez, hizo el resto. La policía, que suele proclamarse una institución al servicio de la comunidad, en momentos de tensión muestra sin reparos su verdadera esencia de pandilla que responde a intereses criminales. Los policías actuaron con la impunidad que les otorgó el Estado para matar a los excluidos. Entre el 19 y 20 de diciembre, mientras oscuros personajes eran protegidos en lujosas mansiones, los luchadores sociales eran asesinados en las calles.La represión dejó un tendal de muertos en todo el país, una innumerable cantidad de heridos y miles de detenidos. El mensaje fue claro: el que no se resigna a morir de hambre, muere de bala o cárcel. En este marco, el asesinato de Pocho no fue casual. El fue elegido por la fuerza pública, fue asesinado como un blanco estratégico. Pocho estaba comprometido con la fe cristiana, pero tenía una propuesta más activa y se definía a sí mismo como un cristiano revolucionario. En 1986, a los 20 años, ingresó como seminarista en el instituto salesiano 'Ceferino Namuncurá' de la localidad de Funes, provincia de Santa Fe, donde se preparaba para ejercer como hermano coadjutor. El y sus compañeros seminaristas visitaban distintos barrios durante los fines de semana y hacían trabajos con los jóvenes y los más chicos. De esta manera, y durante cinco años, estuvo en contacto con la gente humilde, y le entusiasmaba la idea de dar mayor continuidad y profundizar esa tarea, pero la Iglesia intentaba convencerlo de que debía posponer ese objetivo para más adelante. Pocho no quería esperar, quería actuar de inmediato, y planteaba estar más tiempo en la villa, cerca de la gente, más comprometido con el barrio. El pensaba que la fe y la acción no debían marchar separadamente, él quería creer haciendo, y fue ese modo de pensar lo que despertó una contradicción en su misión religiosa. La institución salesiana le negó la propuesta, argumentando que aún le faltaba preparación y que ya habría tiempo para dedicarse a esas actividades más intensamente. Pocho se encontraba en la última etapa del seminario y ya había tomado los votos de castidad y pobreza, pero cuando debió tomar los votos de obediencia decidió abandonar la institución y renunciar a la carrera religiosa.Decidió instalarse directamente en una villa de Rosario ubicada en el barrio Ludueña Norte, donde continuó con sus votos de pobreza y castidad.En el barrio comenzó a trabajar en comedores populares y docencia solidaria junto con Edgardo Montaldo, un sacerdote emblemático del lugar, con más de 30 años realizando actividades junto a los vecinos. A partir de entonces Pocho abrió y coordinó talleres participativos de formación y aprendizaje, a favor de la educación popular y en contra de la exclusión social. Creó alrededor de diez grupos juveniles, a partir de los cuales abordó y difundió temáticas vinculadas al VIH, salud mental, trabajo infantil y derechos humanos. También enseñó a tocar la guitarra y organizó campamentos.De este modo, muchos jóvenes que andaban desocupados y desorientados, alimentando el negocio de la droga y la delincuencia, se vieron contenidos en los talleres y las inquietudes de Pocho. Junto a otros militantes, Lepratti fundó en 1993 la agrupación conocida como "La Vagancia", que aglutinó una gran cantidad de jóvenes del barrio orientados a desarrollar diversas actividades. La Vagancia surgió en la Comunidad Sagrada Familia, como un espacio de organización juvenil dispuesto a reivindicar y defender los derechos de los mismos jóvenes. El grupo solía organizar actividades de cultura popular y música en los espacios públicos, y junto a sus integrantes Pocho se acercó al Centro de la Juventud de la Municipalidad, donde coordinó talleres y organizó cine debate, entre muchas otras actividades, con el objetivo de rescatar la propia historia y la dignidad de estos jóvenes.Tiempo después "La Vagancia" impulsó, junto con otros grupos, el surgimiento de la revista Angel de Lata, editada y distribuida por los mismos chicos en situación de riesgo.Claudio Lepratti además trabajó en la Cocina Centralizada y militó activamente en su condición de empleado estatal. Mediante un acuerdo entre la Municipalidad de Rosario y la Vicaría del Sagrado Corazón del padre Montaldo, trabajó desde el Centro Crecer número 19. Allí repartía semillas a los vecinos del barrio, y el salario que percibía por realizar esta actividad lo destinaba completamente a las actividades del grupo 'La Vagancia'.Pocho se entregó incondicionalmente a luchar contra la exclusión social y tenía la enorme capacidad de ver al otro como un hermano. En su vida cotidiana, supo acompañar con los hechos sus palabras y sus pensamientos. Quienes lo conocieron, aseguran que no imponía sus ideas como pensamiento único sino que se preocupaba por hacer circular la palabra y despertar el pensamiento crítico. Los jóvenes que estuvieron junto a él recibieron un valioso legado para enfrentar la adversidad con creatividad y propuestas, sin bajar nunca los brazos y continuar con los estudios a pesar de los obstáculos. Pocho y su bicicleta eran compañeros inseparables. Cada día, atravesaba pedaleando la ciudad, cubriendo un recorrido de entre ocho y diez kilómetros. Con frío o calor, con lluvia o viento, llegaba a todas partes sobre su rodado. Esta fue la causa por la que es recordado como un ángel con alas montado en su bicicleta. Cuando recibió el disparo, Pocho cayó hacia atrás y comenzó a desangrarse desplomado sobre el techo de la escuela. Después de haberlo ejecutado, los policías se retiraron sin atender los gritos de auxilio de las demás personas que se encontraban con Claudio. La intención de los agentes era dejarlo morir desangrado ahí mismo.Pocho fue velado en el patio de la escuelita del padre Edgardo, con el marco de una impresionante muestra de dolor popular. Cientos de personas quisieron darle un último abrazo, antes de que su cuerpo fuera trasladado a Concepción del Uruguay, la tierra que lo viera nacer y en donde ahora descansa. Luego de su muerte, la Biblioteca Popular Pocho Lepratti fue abierta en su homenaje. Ofrece distintos talleres y se propone recuperar mediante la educación popular, el trabajo que Pocho venía realizando en contra de la exclusión social y por una sociedad igualitaria participativa. En lugar se realizan talleres reflexión, arte, teatro, guitarra, murga y serigrafía. Los jóvenes aprenden oficios que les permiten conseguir empleo, y de allí salen las banderas, las remeras vinculadas a la identidad de este espacio, que también trabaja en coordinación con otros movimientos sociales.Hoy a Pocho lo llaman Pochormiga. La unión de las dos palabras apareció después de su asesinato, a modo de memoria colectiva y como una reivindicación del trabajo. El decía que su trabajo era lento como el de una hormiga, y que muchas veces parecía imperceptible. Pero afirmaba que aunque el trabajo pareciera no tener efecto, era el esfuerzo sostenido lo que dejaría una simiente.Hoy Pocho es un símbolo de lucha y solidaridad, dignidad y trabajo. Su nombre se encuentra en las pancartas, en los afiches, en los volantes, en las canciones. Su nombre es recordado en diversos murales y en numerosos festivales, encuentros y manifestaciones. Cientos de paredes rosarinas rezan leyendas de "Pocho vive', 'Pocho: tu lucha seguirá', 'Pocho vive en el corazón y en los rostros de los que exigen justicia', o 'Pocho nos muestra el camino'.León Gieco le dedicó un tema, y una gran cantidad de comedores popular lo recuerdan como un emblema.Pocho también es representado por una de las tantas bicicletas pintadas en las paredes de Rosario, las cuales evocan a los luchadores que el Estado se llevó y que jamás volvieron.En Argentina, mientras los bufones y padrinos se multiplican en los cargos públicos y siguen definiendo nuestro destino, los referentes sociales siguen siendo asesinados, siguen siendo desaparecidos.

Carlos Fuentealba, la Patagonia rebelde, y la historia que continúa. Parte II

Unos meses antes, también en Salta, en mayo del 2000, eran asesinados los jóvenes Orlando Justiniano y Matías Gómez. Secuestrados mientras juntaban leña para llevar al piquete, fueron torturados salvajemente y muertos por la policía provincial. Luego fueron abandonados en una ruta de Jujuy, con la intención de simular un accidente. El 17 de junio del 2001, en el Día del Padre, en la misma provincia, eran asesinados los jóvenes Oscar Barrios y Carlos Santillán. Las balas que asesinaron en General Mosconi, en Tartagal, pretendían callar las voces insurrectas del pueblo norteño que había aprendido de Cutral Co el valor del corte de ruta como herramienta de lucha, cuando el paro forzoso que implica la desocupación masiva, no deja más caminos que interferir en la circulación de mercancías. Las balas eran para los jóvenes que aprendían en las rutas, las primeras lecciones de dignidad y resistencia.
Sin embargo, los asesinatos de Salta no fueron los primeros crímenes del gobierno de la Alianza. En Diciembre de 1999, en el puente de Corrientes, la Gendarmería había asesinado a los jóvenes Mauro Ojeda (18 años, sobrevivía con changas) y Francisco Escobar (25 años, cartonero). Con ellos querían matar la lucha autoconvocada de trabajadores docentes, estatales, del pueblo correntino. Los mataron las balas de los gendarmes al mando de los comandantes Chiappe y Caruso, enviados por el Ministro del Interior Federico Storani a "pacificar" la provincia de Corrientes para que su interventor, Ramón Mestre, pudiera asumir el cargo. La viceministra del interior era Nilda Garré.
La Alianza terminó sus días con otro crimen: los asesinados del 19 y 20 de diciembre del 2001 en todo el país. Jóvenes en su mayoría. Trabajadoras y trabajadores, desocupados y estudiantes, motoqueros, piqueteros, amas de casa. Aníbal Ibarra era Jefe de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires. Carlos Alberto Reutemann era gobernador de Santa Fe. El gobernador de la provincia de Buenos Aires era Carlos Ruckauf. El Vice gobernador, Felipe Solá. Ninguno se cree responsable.
El "que se vayan todos", en diciembre del 2001, nombraba a estos responsables de las políticas de hambre y muerte. Pocos meses después, el 26 de junio del 2002, el pueblo recibió un nuevo golpe en la masacre de Puente Pueyrredón. Los jóvenes piqueteros, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, fueron asesinados en una brutal represión que pretendía reestablecer la gobernabilidad, y garantizar el orden del miedo. El presidente era Eduardo Duhalde. El Gobernador, Felipe Solá.
Antes y después de estas muertes en protestas sociales, hubieron muchas otras muertes como consecuencia del mismo sistema. Gatillo fácil. Desaparición de mujeres víctimas de la trata. Cromañon. Los muertos y las muertas, siempre del mismo lado. Víctimas de la pobreza. Víctimas de la desesperación. Víctimas de la corrupción. Víctimas de la desocupación. Víctimas de la indiferencia. Víctimas del capitalismo.

Carlos Fuentealba, la Patagonia Rebelde y la historia que continúa. Parte I

El 3 de abril del 2007, en la Patagonia Rebelde, los docentes de Neuquén, después de un mes de paro en reclamo de recomposición salarial y pase a planta de los trabajadores de planes sociales, decidieron cortar la ruta 22. La policía los reprimió brutalmente, y mientras escapaban de los gases y de las balas de goma, un miembro del Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP), disparó una granada de gas lacrimógeno a la cabeza de Carlos Fuentealba.
El maestro, con su cerebro destrozado, murió en unas horas, pero no dejó de enseñar. Su ejemplo empezó a hablar en nombre de su cuerpo ausente, a movilizar, a multiplicar la resistencia, a exigir justicia, a hacer memoria. Los maestros y maestras, sus compañeros, continuaron la lección. Señalaron como principales responsables al gobernador, Jorge Sobisch y a sus funcionarios. Pero también recordaron que sus demandas no tuvieron respuestas del gobierno nacional, ni del ministro de Educación, Daniel Filmus, ni del presidente de la Nación, Néstor Kirchner.
Diez años atrás, el 12 de abril de 1997, la policía de la misma provincia, mataba en Cutral Co a Teresa Rodríguez. Teresa tenía 24 años y era empleada doméstica. Mataron a Teresa, pero la bala apuntaba también contra la pueblada desencadenada a partir de otra lucha docente, que amenazaba multiplicar piquetes y resistencias más allá de sus propios límites. El gobernador de Neuquén entonces, era Felipe Sapag. El presidente, Carlos Menem.
Dos años antes, en Semana Santa, el 12 de abril de 1995, en Ushuaia, era asesinado por la policía provincial el obrero de la construcción Víctor Choque. La bala mató a Víctor, pero la orden de muerte tenía como objetivo desarticular la movilización obrera que se extendía en el extremo más austral del mundo. Matar el corazón rebelde del sur. El gobernador de Tierra del Fuego era José Estabillo. El presidente, Carlos Menem.
Los restos de Víctor Choque fueron llevados a su provincia de origen, Salta, de donde se había ido años atrás buscando nuevos horizontes de vida. Salta es una provincia devastada por las políticas del Banco Mundial que la declararon parte de los llamados "territorios inviables". El término perverso anticipaba el silencioso genocidio neoliberal, que produjo los nuevos "desaparecidos" como consecuencia de la desocupación, las enfermedades, la contaminación ambiental, la represión, la depresión, el hambre. Fue repetido en numerosos discursos por Domingo Cavallo, ministro plenipotenciario durante el gobierno de Menem primero y de Fernando De La Rúa después. Los desaparecidos del neoliberalismo, comenzaron a aparecer como piqueteros en Jujuy, cortando la ruta que lleva a Bolivia; en Salta; en la Patagonia. Había que detener la rebelión. En Salta, el 10 de noviembre del 2000 fue asesinado en la ruta 34 -entre General Mosconi y Tartagal- Aníbal Verón, trabajador mecánico, despedido de la empresa de transporte Atahualpa. Aníbal Verón, de 37 años, fue fusilado con una bala de la Policía provincial, pero la bala apuntaba a desarmar la protesta que se extendía por el reclamo de los Planes Trabajar caídos. El gobernador de Salta era entonces –como ahora-, Juan Carlos Romero. La Ministra de Trabajo del gobierno de la Alianza, era Patricia Bullrich. El Ministro del Interior, Federico Storani. El presidente, Fernando de la Rúa.

Justicia por Darío y Maxi.


Acá les mostramos algunas fotos de la movilización que se hizo en la estación Darío y Maxi (ex Avellaneda) al cumplirse 6 años de la masacre de Avellaneda, en la cual participamos apoyando la causa...
Estas son algunas fotos, si querés más escribinos!





LIBERTAD A LA GALLE

La Galle, hija de desaparecidos y militante por los Derechos Humanos (miembro fundadora de H.I.J.O.S. Zona Norte) está siendo castigada por ser solidaria y consecuente con sus ideales. De pequeña perdió a su padre bajo las garras de la represión y tuvo que irse al exilio con su madre a Suecia y España. Regresó al país en 1998 dónde permaneció activa colaborando con infinidad de causas justas e investigando la desaparición de su padre. Cuando estuvo detenida en Brasil estudiaba, trabajaba y dictaba cursos de manualidades para las otras presas como una forma de desahogarse y expresarse. Aquí en Ezeiza organiza colectas de ropa y alimentos para las presas que no cuentan con ningún apoyo y a sus familias que de ellas dependen. También es de las principales impulsoras del Centro Universitario Ezeiza que posibilita a muchas mujeres el avanzar con sus estudios.
El 9 de Noviembre de 2006 logró el traslado desde la famosa cárcel de Carandirú a nuestro país bajo un acuerdo entre los gobiernos argentino y brasilero a pedido de su madre por la desesperante situación que se vive en las cárceles del país vecino por la guerra por el poder en las cárceles entre gobierno y crimen organizado y por las privaciones y vejaciones a que son sometidos los presos y los subsiguientes motines y sangrientas represiones. En el marco de este acuerdo, se le deben aplicar las leyes brasileñas (que son bajo las que fue condenadas y en cuya jurisdicción reside la causa) por lo que le corresponden las salidas transitorias desde diciembre de 2006. Con este beneficio ella podría salir a trabajar y estudiar teniendo que permanecer todas las noches en un centro penitenciario. Es el juez de ejecución penal Sergio Delgado el responsable de prolongar su cautiverio. El único argumento que esgrime denota su ignorancia y saña para con Karina, dice que fue trasladada 49 días antes de hacerse efectivo ese beneficio y que por ende no le corresponde porque ahora regiría la ley de ejecución penal argentina que exige 9 años más de castigo para entrar en el régimen de salidas transitorias. No le importa que numerosos juristas de ambos países hayan señalado públicamente que el tratado es claro al respecto y lo contradice. En esto coincide con el fiscal Oscar Hermelo, reconocido repesor que participo del grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA dónde fue secuestrado y torturado el padre de Karina.
Esto creemos que muestra a las claras lo que significa la política de Derechos Humanos de este gobierno para los represores, para los luchadores y para el pueblo en general, en palabras de la Galle:
"No me siento vencida ante tanta injusticia, de sobra sabemos que la situación de cualquier preso político, nunca es sencilla ante las leyes, pero si esperaba una respuesta lógica, fundamentada por las normas por ellos mismos impuestas. Me enfrente una vez más al gran circo jurídico, que sigue vacilando ante los culpables, que continua encarcelando la parte vulnerable de nuestro pueblo, o sea a la pobreza, la marginalidad, la exclusión social. Mi tolerancia tiene su límite, qué más puedo esperar de semejante farsa, qué más puedo aguardar de estos burócratas que parecen no entender, lo que continua cocinándose en las redes del poder. De qué justicia se habla cuando en el Modulo 4 de Marcos Paz, (allí están Etchecolatz y otros represores) se siguen camuflando los privilegios de tantos torturadores, y en las cárceles comunes se continúa torturando y vulnerando los derechos más básicos del ser humano, que tal condición poseen los presos, por más encerrados que se encuentren."

cómo

cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida.

sensación

sutil sensación...
casi desaparezco
en un poema

Mis Pasos.


Mis pasos tropiezan en el silencio

y todo muere

menos mi espera...

sábado, 4 de octubre de 2008


El arco o puente que va de tu mano a la mía cuando

no se tocan, abre

una flor intermedia.

¿Qué toca, qué retoca, qué trastoca

ese vacío de las manos
solas en su fatiga?

Nace una flor, sí,se agosta en mayo como una

equivocación de la lengua

que se equivoca , sí.

¿Por qué este horror?

En la página de nosotros mismos

tu cuerpo escribe.
no es para quedarnos en casa
que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor
que amamos
y no morimos para morir
tenemos sed y
paciencias de animal

el estado neoliberal

En la era de la privatizaciones y el mercado libre, el dinero se propone gobernar sin intermediarios. ¿Cuál es la función que se atribuye al Estado? El Estado debe ocuparse de la disciplina de la mano de obra barata, condenada a salarios enanos, y a la represión de las peligrosas legiones de brazos que no encuentran trabajo: un Estado juez y gendarme, y poco más. De los otros servicios públicos, ya se encargará el mercado, y de la pobreza, gente pobre, regiones pobres, ya se ocupará Dios, si la policía no alcanza. La administración pública sólo puede disfrazarse de madre piadosa muy de vez en cuando, atareada como está en consagrar sus menguadas energías a las funciones de vigilancia y castigo. En el proyecto neoliberal, los derechos públicos se reducen a favores del poder, y el poder se ocupa de la salud pública y de la educación pública como si fueran formas de la caridad pública.
enfrente
al lado
y sigo sin verte
Una línea más al infinito
intentando atravesarte

a veces viajo en la vena insencible de diós

sin saberlo juego en la carrera

del tiempo y del espacio

Creo que si no cuestionara la mitad

de las cosas

sería más prudente

Ése es el día en el que llego tarde

al reparto de estrellas

y quedo con la luz entre las manos
Los hechos se burlan de los derechos. Retrato de América Latina al fin del milenio: ésta es una región del mundo que niega a sus niños el derecho de ser niños. Los niños son los más presos entre todos los presos, en esta gran jaula donde se obliga a la gente a devorarse entre sí. El sistema de poder, que no acepta más vínculo que el pánico mutuo, maltrata a los niños. A los niños pobres los trata como si fueran basura. Y a los del medio los tiene atados a la pata del televisor.

La otra jaula

Presos: las dictaduras militares ya no están, pero las frágiles democracias latinoamericanas tienen sus cárceles hinchadas de presos. Los presos son pobres, como es natural, porque sólo los pobres van presos en países donde nadie va preso cuando se viene abajo un puente recién inaugurado, cuando se derrumba un banco vaciado por los banqueros o cuando se desploma un edificio construido sin cimientos. Cárceles inmundas, presos como sardinas en lata: en su gran mayoría, son presos sin condena. Muchos, sin proceso siquiera, están ahí no se sabe por qué. Si se compara, el infierno del Dante parece cosa de Disney. Continuamente, estallan motines en estas cárceles que hierven. Entonces las fuerzas del orden cocinan a tiros a los desordenados y de paso matan a todos los que pueden, con lo que se alivia la presión de la superpoblación carcelaria -hasta el próximo motín. En realidad, bien se podría decir que presos estamos todos, quien más, quien menos. Los que están en las cárceles y los que estamos afuera. ¿Están libres los presos de la necesidad, obligados a vivir para trabajar porque no pueden darse el lujo de trabajar para vivir? ¿Y los presos de la desesperación, que no tienen trabajo ni lo tendrán, condenados a malvivir a los zarpazos? Y los presos del miedo, ¿estamos libres? ¿No estamos todos presos del miedo? Todos enrejados: ya hay plazas públicas rodeadas de rejas en algunas ciudades latinoamericanas, y están enrejadas las casas de todos los que tenemos algo que perder, aunque sea poco, aunque sea nada; yo he visto rejas hasta en algunos ranchos de lata y madera de los suburbios pobres. Los de arriba y los del medio y los de abajo: en sociedades obligadas al sálvese quien pueda, aterrorizadas por los manotazos de sus náufragos, estamos todos presos: los vigilantes y los vigilados, los elegidos y los parias.

consumismo, violencia, medios de comunicación e impunidad


Y mientras el poder enseña impunidad, esos grandes medios, y sobre todo la televisión, difunden mensajes de violencia y de consumismo obligatorio. Una reciente investigación universitaria reveló que los niños de Buenos Aires ven, cada día, cuarenta escenas de violencia en la pantalla chica. ¿Cuántas escenas de consumismo ven? ¿A cuántos ejemplos de despilfarro y ostentación asisten cada día? ¿Cuántas órdenes de comprar reciben los que poco o nada pueden comprar? ¿Cuántas veces por día se les taladra la cabeza para convencerlos de que quien no compra no existe, y quien no tiene, no es? Paradójicamente, la televisión suele trasmitir discursos que denuncian la plaga de la violencia urbana y exigen mano dura, mientras la misma televisión imparte educación a las nuevas generaciones derramando en cada casa océanos de sangre y de publicidad compulsiva: en este sentido, bien podría decirse que sus propios mensajes están confirmando su eficacia mediante el auge de la delincuencia. Las fábricas de opinión pública echan leña a la hoguera de la histeria colectiva, y mucho contribuyen a convertir la seguridad pública en obsesión pública. Cada vez tienen más ecos los gritos de alarma que se pronuncian en nombre de la población indefensa ante el acoso del crimen. Se multiplican los asustados, y los asustados pueden ser más peligrosos que el peligro que los asusta. Para acabar con la falta de garantías de los ciudadanos, se exigen leyes que suprimen las garantías que quedan; y para dar más libertad a los policías, se exigen leyes que sacrifican la libertad de todos los demás -incluso en países como el Uruguay, donde las estadísticas confiesan que los policías son, en proporción, los ciudadanos que más delitos cometen.
No sólo los vividores de la abundancia se sienten amenazados. También la clase media, y también numerosos sobrevivientes de la escasez: pobres que sufren el asalto de otros pobres más pobres o más desesperados. En sociedades que prefieren el orden a la justicia, hay cada vez más gente que aplaude el sacrificio de la justicia en los altares del orden: hay cada vez más gente convencida de que no hay ley que valga ante la invasión de los fuera de la ley. Hay un clamor creciente por la pena de muerte en la opinión pública de varios países latinoamericanos; y las matanzas de niños por los escuadrones parapoliciales de la muerte en Bogotá, Rio de Janeiro o la ciudad de Guatemala son pública o secretamente aplaudidas por un sector considerable de la sociedad. Se considera normal la tortura del delincuente común, o de quien tenga cara de; y llama la atención el silencio de algunos organismos de derechos humanos, en países donde la policía tiene la costumbre de arrancar confesiones mediante métodos de tortura idénticos a los que las dictaduras militares aplican contra los presos políticos.

Sentiste alguna vez que te explotaba la cabeza,
te diste vuelta alguna vez.
Sentiste que morías,
por no obtener tu libertad.
Escuchaste bien lo que dije,porque parece que no dejaste de soñar.
Sentí el otro día,que un trueno partía la Tierra.
sentí que el trueno era yo.
¿buscaste algo más a parte de lo que nos dieron?
Entonces por qué estás llorando.
Un cigarrillo más, tan solo uno.
¿te diste cuenta que pagaste en la vida lo que era gratis?Contestáme,
¿sentiste alguna vez que te explotaba la cabeza?

que viva la revolución

Siempre critiqué y estuve en contra al sistema capitalista porque es injusto e inhumano, porque es un sistema perverso que premia a los ricos y castiga a los pobres, porque genera más riqueza a un sector y desprotege el resto, porque todo gira alrededor del signo pesos y no hay respeto por las personas ni con la naturaleza.

Siempre me opuse al neoliberalismo porque apuesto a un sistema no para amasar fortunas, sino para que los pueblos puedan vivir dignamente.

Saludo al pueblo hermano de Ecuador que también hizo uso de su voto el domingo próximo pasado, apoyando el proyecto de reforma de la Constitución propuesto por el Presidente (Rafael) Correa.
Por suerte, otro país latinoamericano que se suma a quienes queremos librarnos de la dominación imperialista.

Mientras tanto...

Mientras tanto, crece la pobreza y crecen las ciudades y crecen los asaltos y las violaciones y los crímenes. "La criminalidad crece mucho más que los recursos para combatirla", reconoce el ministro del Interior. La explosión del delito se ve en las calles, aunque las estadísticas oficiales se hagan las ciegas, y los gobiernos latinoamericanos confiesan, de alguna manera, su impotencia. Pero el poder jamás confiesa que está en guerra contra los pobres que genera, en pleno combate contra las consecuencias de sus propios actos. "La delincuencia crece por culpa del narcotráfico", suelen decir los voceros oficiales, para exonerar de responsabilidad a un sistema que arroja cada vez más pobres a las calles y a las cárceles y que condena cada vez más gente a la desesperanza y la desesperación. Las cumbres irradian el mal ejemplo de su impunidad. Se castiga abajo lo que se aplaude arriba. El robo chico es delito contra la propiedad, el robo en gran escala es derecho de los propietarios: uno es asunto del Código Penal, el otro pertenece a la órbita de la iniciativa privada. El poder, que elogia al trabajo y a los trabajadores en sus discursos pero los maldice en sus actos, sin pudor alguno recompensa la deshonestidad y la falta de escrúpulos. La respetable tarea tiene por cómplices a los grandes medios de comunicación, que mienten callando casi tanto como mienten diciendo.

La Memoria Mutilada.

Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador.(Proverbio africano.)

La memoria del poder no recuerda: bendice. Ella justifica la perpetuación del privilegio por derecho de herencia, otorga impunidad a los crímenes de los que mandan y proporciona coartadas a su discurso, que miente con admirable sinceridad. La memoria de pocos se impone como memoria de todos. Pero este reflector, que ilumina las cumbres, deja la base en la oscuridad. Los que no son ricos, ni blancos, ni machos, ni militares, rara vez actúan en la historia oficial de América Latina: más bien integran la escenografía, como los extras de Hollywood. Son los invisibles de siempre, que en vano buscan sus caras en este espejo obligatorio. Ellos no están. La memoria del poder sólo escucha las voces que repiten la aburrida letanía de su propia sacralización. "Los que no tienen voz" son los que más voz tienen, pero llevan siglos obligados al silencio, y a veces da la impresión de que se han acostumbrado. El elitismo, el racismo, el machismo y el militarismo, que nos impiden ser, también nos impiden recordar. Se enaniza la memoria colectiva, mutilada de lo mejor de sí, y se pone al servicio de las ceremonias de autoelogio de los mandones que en el mundo son.

viernes, 3 de octubre de 2008

próximamente video de este textooo


Uno hace arte a partir de una necesidad de comunicación y comunión con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría.

Uno hace arte contra la propia soledad y la soledad de los otros.

Uno supone que el arte transmite conocimiento y que moviliza algo en quien la recibe. Que nos ayuda a conocernos

para salvarnos juntos.

Pero "los demás" y "los otros" son términos demasiado vagos y en tiempos de crisis, la ambigüedad puede parecerse demasiado a la mentira.

Uno hace arte para que les llegue a TODOS, pero en una sociedad con tantos analfabetos y con tanta pobreza, ¿para quién uno hace arte? ¿cuánta gente dispone de dinero para comprarse libros, cds, cuadros o conectarse a internet?

¿Se resuelve esta contradicción proclamando que uno hace arte para esa cómoda abstracción llamada ""masa""?

Al fin te lo dije

liberé un deseo

que me tenía atrapada

entre hierros y piedras.


Fue una vorágine de palabras

sin nexo ni sentido.

Fue una risa nerviosa,

una negación dudosa

lo que me impulsa a seguir.


La noche se hizo día

el alcohol, resaca,

la vida se hizo vida

que no era.


Te observaba, distante,

me acercaba,

me metía en tu mundo,

sin saberlo.


Me enredé en el abrazo

mis manos te recorrieron.

Me miraste,

te asustaste.

Pero no tengas miedo,

que yo tengo por los dos.


En esa oscuridad

donde mis pensamientos

se aclararon,

y se hicieron voz,

y llegaron hacia vos,

y los recibiste,

como un balde de agua fría,

como una pésima noticia,

y te reíste,

y me miraste,

y yo pude morir tranquila.
Lámina innata
tu voz zafra con fuego
donde mi corazón se hace pupila
Hola a todos!, este blog es un nuevo espacio de alrededor de 10 chicos de entre 17 y 18 años que nos une nada menos que el amor al arte y a la revolución.
Porque creemos en el arte como método de transformación, o mejor dicho, de reflexión social...
Porque no queremos callarnos
porque tenemos mucho para decir...
surgió este espacio, liderado por Mercedes do Eyo (la mayoría de los escritos son de ella).

Esperemos que les agrade,
Gracias por pasar...
Camilo.

ADVERTENCIA: nuestro blog tiene una ideología formada, no es objetivo (aunque creo que nada es objetivo ni los medios ni los libros de historia pero bueno) es muy subjetivo, si tenés ideologías diferentes no bardees ni te vayas, debatamos...